Track 27: Okupado

Empezamos a sospechar que los jueves hay un cierta animosidad en apurar nuestra enciclopedia de obras infames. Acaso porque el jueves –dice nuestro Oscuro jefe– es el día previo a la expedición terrestre. No por nada los humanos pierden la batalla de sus almas el fin de semana. En fin, que nos fuimos por las hojas caídas. He aquí otra desventura de nuestro amigo Marán. Un texto corto, como de breve queja. En fin: sus lectores patalean con más razón cuando lo leen. Y eso sucede casi nunca.

Okupado

 

Cuando llegué al barrio del Pabellón todo era de una inmensidad inapreciable. Para jugar un fútbol de 11 bastaba con bajar las escaleras. El espacio entre monoblocks nos representaba un Maracaná de cabotaje: lugares por todos lados, el área rival allá lejos y un arquero a quien –si eras defensor contrario– ni siquiera llegabas a verle la cara. En Navidad, el saludar vecinos era una costumbre que podía llevarnos unas tres horas. Recorrer los bailongos de cada edificio nos llevaba el resto.

20 años después, las zonas libres se han abreviado considerablemente. Tanto que pasear a mi perro se complica entre tanta edificación suplementaria, tanto tráfico vehicular, tantas generaciones amuchadas en torno a porro y birra de oferta, cuando no al amigo tetrabrick.

Algunos confunden a este avance con el progreso inminente, el amor a la familia o el sentido de pertenencia. A mí, doña, me parece que es una descarada e ilegal invasión.

Pero cada año es más preocupante.

Esta noche, por ejemplo, para saludar a mi flamante vecino apenas si tengo que correr la cortina que separa mi comedor en dos. Su gorda familia se ha instalado esta mañana. Mientras ceno con mi hija, los espío entre agujeros: la señora ha cocinado fideos sin tuco y hay vino tinto y jugo claro sobre la mesa armada entre tablón y caballetes.

“¿Quiénes son, papi?”, pregunta mi nena. Le pido que tome su sopa, que haga como ellos. Pero yo no puedo. Detrás del cortinado, los escucho masticando plenos, satisfechos, acaso felices por habernos usurpado la parte de adelante. Justo esa que da al pasillo, a la escalera mejor.




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