Track 26: En venta

Así, le andamos poniendo fin a las vacaciones y ya sin mucho por celebrar (porque en el Infierno también se celebra, no crea) nuestro Oscuro jefe nos ha impuesto un acelere en esto de compendiar a nuestro amigo en la miseria. Estamos un poco dichosos y lo pensamos así, por qué no. Marán es un caído como nosotros. A veces no está de más salir a darle una empujón a sus delirios de grandeza perdidas y enterradas. A veces, no está tan mal.

En venta

Anoche, finalmente, terminamos de armar la máquina de los sueños. O de las pesadillas. En algunos casos —si no en todos— suelen convertirse en una misma cosa.

Hoy salimos a la calle. Nos dedicamos a ofertar esta invención que a ninguno importa. Subimos al transporte. Nos mezclamos en eventos. Abordamos transeúntes a los gritos y al azar. En todo lado nos esquivan con espanto, por no decir con aversión. Más tarde, golpeamos las puertas de otros barrios, hogar por hogar. Son diversos y en alguno —nos prometemos— nos aguarda la gran oportunidad.

Ya está oscuro y andamos por el último umbral, esperando a que al menos uno salga a recibirnos, aunque más no sea para echarnos a las patadas. Pero nadie viene, nadie contesta, nadie vive. Y en el intento vano se nos ha consumido el día. Y la noche nos va enumerando en su silencio de féretro. No queda sino tirar el invento por la borda, hamacarnos en nuestra miseria y dormirnos en la desazón que nos profesa el infortunio.

Mañana despertaremos y con otra idea en el cráneo, nos pondremos a trabajar. Lo haremos con criterio y celeridad. Pues sabemos que la ciencia no espera. Aunque la humanidad se nos pase de largo.

Así es nuestra rutina de alquimistas. Así es hoy. Así fue ayer y hace tiempo. Así será  mañana y cada vez, mientras se nos gasta la vida, mientras nos acorrala la muerte. Y nuestras chances de escape tosen y se tropiezan como un coche sin combustible.

                                                                                                                       Dai Ana