Track 4: Perder también es un final
Hace días que evitamos, con éxito, una nueva publicación. Pero como el Diablo Jefe sabe por viejo y por centinela, volvemos a nuestro castigo de seguir exponiendo los harapos del autor, esta vez con un clásico insoportable de sus textos: la constante Constanza. Según este hallazgo publicado alguna vez en Facebook, podría ser la última vez que la frecuentó. Pero cómo asegurarlo. Nosotros, los demonios básicos apenas sabemos por hastiados y por necesidad. En fin, he aquí lo que pudimos rescatar. Para un domingo a la noche, es un castigo más que suficiente. Perder también es un final Después del grito, Constanza voltea. La envuelve un insultante silencio. Una rabia quieta. Su actitud es una furia que retrae las sábanas a sus pies. Poli la observa, de espaldas, desnuda. De pronto, todo en ella es hermoso. El amado tatuaje de la nuca, los bultitos de su columna vertebral, la cima de sus nalgas al viento, el calor que Poli le recuerda de siempre, desde que la conoció. Siempre pasando de un