Track 22: Why wild horses
Ya habíamos perdido la costumbre. Y eso no estaba nada mal. Pero usted sabe cómo son los castigos eternos. De modo que volvemos al ruedo, al pantalón. No teníamos muchas ganas, de modo que tomamos uno de los tantos manuscritos breves de nuestro antihéroe. Y se la dejamos por ahí. Como para cumplir, vio. Ah, y por que nos gustan los Stones, ¡vieja! Why wild horses Wild horses Couldn’t drag me away Wild, wild horses We'll ride them some day Rolling Stones Parecía ayer. Había una celda vacía de gente, ahogada de memorias. Algo sin embargo flotaba con alas de espíritu. Se iba y se venía a bocanadas, y su sombra de pared lo representaba demonio. O acaso era ese su grito abierto y doliente el que lo volvía revulsivo, tal hedionda herida. Tras ese aullido pendular, otros rumores en eco se desbandaban como caballos salvajes. Y ahí estaba yo, siendo el peor de todos, aún comparado con nadie. Porque nadie estaba, dije. Y en esa celda algo había. Y era esa presencia -que pare